Tuesday 26 April 2011

La sorpresa vs. la casta



Comenzaba la noche alegre y teñida de azul en Gelsenkirchen - y no era para menos - puesto que el Schalke está labrando una enorme campaña tras su precario comienzo los primeros meses. Alcanzar las semifinales de la Champions era algo impensable, de sueño. Ni en las mejores apuestas se imaginarían tal gesta. Pero tan pronto pitó Velasco Carballo el inicio del partido las credenciales para que los alemanes se alzaran con la épica que les trajo a esta ronda, tras arrasar con el Inter, se esfumaron de golpe. El Manchester United tiró de experiencia, de veteranía, de sus artes en esta competición y se hizo, desde el primer minuto, con las riendas del partido ante la expectación de Gelsenkirchen, que veía cómo los suyos se defendían una y otra vez perplejos ante el arreón que impusieron los ingleses.

Pudo adelantarse pronto el United gracias a varias ocasiones de Chicharito y Giggs, pero se toparon con un muro llamado Manuel Neuer, que se encargó de echar por tierra cualquier ocasión de peligro que llegase a su portería. La dinámica sucedió a lo largo de los primeros 45 minutos, donde el portero alemán se consagró, aún más, como el reconocido portero que es. Acaba contrato la campaña entrante y se especula que ha apalabrado fichar por el Bayern de Munich en busca de nuevos retos y aspiraciones de títulos. Imagínense a Neuer, a sus 25 años, defendiendo la portería de cualquier equipo puntero de Europa. Sólo en el primer tiempo ha demostrado potencial suficiente como para ser portero referencia a nivel europeo.
De este modo llegó al final de los primeros 45 minutos, donde el Schalke sólo dispuso de dos disparos lejanos que, sin peligro, atajó Van der Sar, casi desaparecido.

El segundo tiempo comenzó igual que el primero, con esa fortaleza física del Manchester y ocasiones que hicieron lucirse de nuevo al guardameta local. A los 5 minutos de la reanudación se le anuló un gol a Chicharito por fuera de juego; acertó el línea. Pero a los 67 minutos se hizo justicia y el dominio inglés se hizo valer gracias al gol de Ryan Giggs a pase de Rooney, convirtiéndose así en el jugador de mayor edad en anotar un gol en el formato actual con 37 años y 148 días, superando a Inzaghi con 37 años y 86 días. Y tan sólo 3 minutos después llegó el gol de Rooney a pase de Chicharito, que también bate por bajo a Neuer. Ha marcado Rooney 23 goles en la Liga de Campeones (3 esta temporada), uno menos que Scholes (inglés más goleador en la historia del torneo).

Sin capacidad de reacción, el Schalke, se limitó a lanzar balones a un desafortunado Farfán que perdía una y otra vez cada balón por imprecisiones. Los cambios en ambos equipos se sucedieron y el partido entró en una órbita redundante donde los alemanes querían y no podían, y el United aprovechaba la desesperación germana y se encargaba de distribuir el balón. Las únicas ocasiones para los locales vinieron de las botas de Edu y Escudero en disparos lejanos y Raúl en balones sueltos en el área. De este modo se llegó al final del partido, donde se produjo una bonita imagen: Raúl y Giggs se intercambiaron las camisetas, todo un honor para ambos poder llevar a cabo la gesta.
Difícil lo tienen los alemanes para la vuelta, echarán mano de la épica. Quién sabe, en el Giuseppe Meazza nadie les daba crédito y consiguieron 5 goles. Que no se fíe el United.

Marcos Díaz Díaz
@marcosdiak (twitter)

Monday 25 April 2011

Bundesliga vs. Premiership

Sunday 24 April 2011

Viejo orden y su desmoronamiento






Francia e Italia juegan cada vez un menor papel en la fortaleza de las cinco ligas más importantes de Europa.

Este año, previo a las semifinales de la Europa League y la Champions League de la UEFA, 243 veces han sido celebradas unas merecidas –o no tanto- victorias en ambos torneos. Ocurre algo esta temporada que podría ser el comienzo de un patrón, y que es el resultado del desmoronamiento cualitativo de dos de las cinco ligas de mayor peso en Europa: la Serie A italiana y la Ligue 1 francesa.

Más que nunca vive una crisis la Calcio italiana, la cual perdió oficialmente el cuarto cupo a la Champions League, y por más de ocho puntos de diferencia. Ya Alemania comenzaba el año con una holgada diferencia de seis puntos, pero la actuación de los clubes de ambos países fue tan desigual que logró que dicha brecha se ampliara aun más. Solamente 13 triunfos en ambas competencias fue lo que Italia pudo conseguir. Si se considera que siete equipos italianos pueden formar parte de la Europa League y la Champions League, se ve cuán baja fue la actuación en ambos frentes. Menos de dos victorias por equipo y mucho menos de lo que suele lograr Italia en Europa. El año pasado, sumaron 28 victorias. El antepasado, 26. Tres años atrás, 23. Cuatro años atrás, 27.

Y mientras ellos se han rezagado considerablemente, Alemania –de un tiempo para acá- y Portugal –este año- han ido tomando mayor protagonismo. Loa germanos llevan cuatro temporadas seguidas rondando las victorias (07/08:31; 08/09: 30; 09/10: 29; 10/11: 26 –con posibilidad de alcanzar 29). Es innegable que su cuarto cupo en la UCL está más que merecida. Portugal ha pasado de oscilar cerca de las 15 victorias a obtener 25 este año, colocando a tres equipos en las semifinales de la Europa League.

Francia, en cambio, se ha tenido que conformar por pelear más en aras de retener el quinto puesto que en acercarse al cuarto. Con Portugal, Rusia, Holanda, Ucrania y Turquía al acecho, y contando con actuaciones flojas durante los últimos años –no ha podido superar el cuarto lugar del coeficiente UEFA en una temporada en más de siete años-, la Ligue 1 está cada día más cerca de perder el pedigrí que la caracterizó por tantas décadas. Que la liga llego a ser disputada por hasta seis equipos, es cierto. Pero ¿qué clase de disputa es? Una en la que escasean los goles y cada vez más los chicos tienen mejores chances de ganar; no porque hayan mejorado significativamente, sino porque los grandes han caído en calidad. Una gran desventaja de ser una liga exportadora de talento.

Mientras España, Inglaterra y Alemania fueron responsables del 37% de todas las 243 victorias en la Champions League y la Europa League, Francia e Italia sumaron solo el 10,6% (5,3% cada uno). Sus rivales más cercanos: Portugal: 10,2%, Rusia: 8,6%, Ucrania: 6,5%, Holanda: 6,1% y Grecia: 3,2%.

¿Por qué llegaron Francia e Italia a sufrir tanto?

Simple, desestimaron el valor y el peso de la Europa League. Mientras Rusia, Ucrania, Alemania, Portugal y demás naciones europeas han vivido grandes crecidas gracias a la extinta UEFA Cup y la Europa League, Italia y Francia han perdido cada vez más terreno en este campeonato. Desde el 2006, Fiorentina ha sido el único equipo italiano en colarse a las semifinales de la Europa League. Comparado, por ejemplo con Alemania (6 semifinalistas), quien tuvo a un representante en todas las semifinales desde el 2006 hasta este año. Cabe destacar que no ha sido un solo equipo, sino una amalgama de la élite germana la que ha ido: Schalke, Hamburg, Bayern y Bremen; Rusia, con su campeón Zenit Sankt Petersburg; Ucrania con Shakhtar Donetsk; Portugal con 3 semifinalistas este año. Ningún francés ha logrado meterse entre los mejores 4 desde que el Olympique Marseille lo hizo en el 2004. Es evidente que se han ido rezagando el cuarto y quinto en el Coeficiente UEFA.

Muchas veces descartada como una competencia segundona, de calidad cuestionable y de poca rentabilidad –punto en el que si se pudiese considerar de esa forma-, varios de los equipos clasificados participan sin querer hacerlo y a media máquina. Es hora de ver que en realidad es un torneo por naturaleza mucho más complicado que la Champions League –por el volumen de equipos, los sembrados de la UCL, las largas rondas de repechaje y las gigantescas distancias que hay entre un rival y otro-, y apreciarla por lo que es: la plataforma perfecta para conseguir puntos –y títulos- que mejoren la imagen de un equipo y hasta una liga ante el mundo.

Monday 18 April 2011

Así debutó Jonker













Pese a un palmarés de poca experiencia, su Bayern lució como uno de los mejores en los últimos años.

5:1 fue el resultado del partido entre el Bayern Müchen y el Bayer 04 Leverkusen, segundo de la liga. Mucho más que una goleada para el Bayern. Se trata de un respiro de aire fresco para un equipo que se ha caracterizado por su opacidad este año. Andries Jonker, ex co-entrenador de Louis van Gaal y nuevo técnico de los bávaros, ha estado en su cargo poco más de una semana, pero a pesar de su breve estadía ya se siente una diferencia.

Su primer anuncio fue directo a dos puntos trascendentales al orden interno de su equipo: Butt vuelve al arco y la comunicación jugador-entrenador será completamente abierta. Que Butt vuelva a la titularidad no solo responde a la cuestionable actuación que ha tenido Kraft en el arco desde que se convirtió en el guardameta número uno del club (la cual no fue tan mala); yace más en el significado de dicha decisión que tomó van Gaal a mediados de temporada. Fue el comienzo de unos duros meses por venir.

Tuvo destellos brillantes el Múnich, y en ocasiones recordaba al equipo de hace un año. Pero en otras simplemente era un equipo torpe y carente de ánimo. Un perfecto Jano, dios romano con dos caras. Mejor ejemplo que el partido de vuelta ante el Internazionale, no hay. Tras vencer en Milán 0:1, parecía sentenciada ya la serie; y tras el primer tiempo en Múnich, estaba confirmado. Está bien, Inter anotó a los tres minutos, pero de allí en adelante fue una gran ópera del Bayern. Marcaron dos goles y en los pies de Ribery se fueron al menos tres ocasiones claras. Luego vino la segunda mitad, donde el Bayern volvió a ser aquel equipo que inspira bostezos en vez de gritos.

Paralelamente, el campeón de campeones alemán luchaba duramente por conseguir ritmo en la liga y colarse a puestos de la Champions League. Lo lograron, pero perdieron su puesto a la siguiente fecha. El precio fue caro: la cabeza de van Gaal.

Luego está el segundo punto al que Jonker hizo mención apenas tomó control del equipo: la comunicación interna. Van Gaal se había peleado –sólo en esta temporada- con Uli Hoeness (presidente) y Christian Nerlinger (director deportivo). Además de ello, los continuos roces con Franck Ribery, Arjen Robben, Miroslav Klose, Hans-Jörg Butt, Mark van Bommel, Breno, entre otras figuras de los rojiblancos. El ánimo dentro del plantel era similar al de piratas a punto de hacer un motín en contra de su mandamás.

Por como Andries Jonker se refirió al problema, parecía ser la situación más urgente del equipo. Abrió sus puertas y comenzó a conversar con todos por igual, dándoles consejos, oyendo las quejas de sus entrenados y entablando relaciones. El resultado no se hizo esperar. Un Bayern soberbio, en el que se volvieron a ver sonrisas y, pese la ausencia de un muy frustrado Robben, un exquisito toque de balón que llevó a un 4:0 en la primera parte ante un rival directo. Por cierto, es primera vez desde el 8 de Agosto, 1981 que el Bayern es capaz de sacarle una diferencia de cuatro goles al Leverkusen en la primera mitad.

Gómez marcó tres goles, Müller se vio cómodo y despreocupado, idéntico a como se veía hace un año. Klose vio minutos y cumplió su función a cabalidad: arrastrar marcas y darle balones a la Ribery y a Müller para generar peligro. Diego Contento volvió al juego y jugó como si no hubiese parado nunca. De seguir a este nivel, podría ahorrarle algunos millones a sus empleadores y solventar parte de la crisis defensiva.

Andries Jonker cumplió con una premisa sagrada del fútbol: entre menos estrés y dificultades enfrente un jugador, mayor será su rendimiento. Ya Bayern capturó un tercer lugar que se le ha hecho difícil de retener. Quizás sea prematuro saltar a conclusiones, pero por el ánimo que viven los Rekordmeister bajo la tutela de Jonker, podrían tener un cierre de temporada memorable.