Thursday 26 January 2012

Estigma de Identidad Electoral


Un país con una demografía tan complicada como Venezuela necesita de varios componentes sociales en sus representantes y voceros políticos -en esta nota, los precandidatos de la oposición- como sea posible para, de una forma u otra, amalgamar una bastante heterogénea población, y una aun más complicada realidad política: el ser los representantes "de los escuálidos" que quieren perfilarse accesibles a un grupo tradicionalmente afecto al Proceso Revolucionario que pudiera estarse cansando de tanta ilusión y tan poca realización.



La lista de cinco -previamente seis- precandidatos envuelve un grupo de ciudadanos con diferentes razones personales, o visiones, por las que aspira a la presidencia; diferentes causas que derramaron el vaso y convencieron a Pablo Pérez, Henrique Capriles Radonski, María Corina Machado, Diego Arria, Pablo Medina y el recientemente retirado Leopoldo López. Todos salvo Pérez parecieran tener una vendeta particular con el Presidente, quien, a fuerza de exigencias a los distintos poderes, ha hecho sufrir a los precandidatos.
Randonski estuvo preso, tras el rollo en la Embajada de Cuba. María Corina Machado fue llevada a juicio por Súmate. Diego Arria vio cómo la Guardia Nacional hacía de su hacienda propiedad pública, trayendo a una flota de personas a bañarse en la piscina de la residencia de campo del embajador. Pablo Medina era aliado de Chávez en los días del Golpe de Estado de 1992; con el pasar del tiempo su distanciamiento del Presidente fue cada vez más notorio. Leopoldo López fue inhabilitado a elección de cargos públicos por supuesta corrupción en la Alcaldía de Chacao.
Destacable es que de los candidatos, Arria fue quien pareció volver con mayor motivación a raíz de su atropello particular; en buena medida, los demás vivían una carrera política propia. De Arria, supuso un retorno a un escenario del cual había dejado de ser protagonista.
Dentro de las propuestas de todos yace un mensaje particular, lleno de matices, que ve de cierta manera particular a una Venezuela post-Socialismo del Siglo XXI. El rango oscila desde una Constituyente, propuesta avalada por los dos 'outsiders' de la contienda (Arria y Medina), hasta una democracia social, en la que figuras como los Consejos Comunales, las Misiones, entre otras, siguen teniendo cabida; pasando por quienes proponen un nuevo concepto diferente al resto (Capitalismo Popular, por ejemplo).

Ello sirve para darnos un pequeño panorama de quiénes van a participar en unas elecciones que, pese a estar dirigidas a una audiencia tradicionalmente opositora como lo es la clase media y urbana (que no sea sorpresa que afuera de las ciudades la participación se reduzca en más de un tercio comparada a la citadina), busca elegir a quien vaya a conquistar a un electorado claramente segmentado entre oficialistas, opositores y ni/nis; cada parte casi equitativamente distribuida.

Lo que concierne a esta nota es precisamente una parte de la oferta electoral de cada candidato, la cual ha pasado por debajo de la mesa, pese a su rareza. Se trata de los distintos rasgos de identidad que componen a los cinco precandidatos, que poco, por no decir nada, tienen que ver con la política, su aspiración en el gobierno o su comprobada fuerza electoral. Desde distintas fuentes se ha podido compilar al menos una característica de Pablo, Diego, María, Henrique y el otro Pablo que forma parte de su identidad y no de lo que ofrecen. Vayamos por casos:



Pablo Pérez: Más allá del evidente uso de su "zulianeidad" como fuerte componente para su plataforma como candidato unitario que viene desde el interior -aunque también junto a diversos actos en el Zulia, considerando que de salir derrotado, pudiera aspirar a la reelección en su estado-, con una estrecha relación con el campo y la industria petrolera, así como de ser un adeco de linaje, también se ha resaltado el hecho que él tiene sangre timoto-cuica. Ahora, el uso no viene directamente de su campaña (hasta donde sabemos), pero sí se ha mencionado en uno que otro artículo referente a Pérez.



Diego Arria: En un tono de mofa, principalmente, se le es recordado constantemente a lectores, radioescuchas y televidentes que Diego Arria es un hombre arribista, de la élite. Que es "sifrino" con todas las de la ley. Muchas de las burlas provienen, incluso, dentro de programas o páginas web de fuerte tendencia opositora.


Pablo Medina: Pese a ser un candidato que pocos toman en serio, los descalificativos no tardan en venir, pero siempre sobresale su nexo con el sindicalismo. Quien hubiera desconocido la vida de Pablo Medina antes de estas elecciones, sabrá a estas alturas que, principalmente, su legado tuvo algo que ver en ese círculo; dejando a un lado su pasado de guerrillero, golpista, diputado y senador.



María Corina Machado: El principal énfasis de identidad de la candidata es precisamente, su género. Afiches con el símbolo del espejo de Venus, así como el "querer ser la primera Presidente mujer" han sido constantes a lo largo de su campaña. Justamente es este aspecto lo que la ha hecho resaltar ante los ojos del hombre a vencer, Hugo Chávez, quien se ha referido a ella de vez en cuando desde que ganó su asiento en la Asamblea Nacional.
Otra imagen que la acompaña y que comparte con Arria, es el la de ser una mujer "sifrina". Ella misma ha hecho un esfuerzo -quizás de forma mal manejada- en limpiarse esa imagen, visitando el 23 de Enero, junto a diversas zonas populares del país, usando el Metro (¿qué mejor manera de afirmar ser sifrina que tomarse fotografías usando el transporte público para demostrar que sí lo usa?), vestida en traje típico de los indígenas del Amazonas, y demás.



Henrique Capriles Radonski: Quizás el candidato cuya imagen resulte más interesante. En su campaña, además de usar para cualquier ocasión una chaqueta con el Tricolor -casualmente, el nombre de su comando de campaña-, repite con incrementada frecuencia que es católico, que Dios le ayudará a en su faena, y demás referencias religiosas. Ello no pasaría de anecdótico de no ser por dos razones: primero, la frecuencia con la que recurre a esta especie de muletilla que sirve para cerrar discursos y rondas de preguntas en los pseudo-debates. Segundo, por ser acusado por el bando contrario de ser de otra fe. En programas de Venezolana de Televisión, buena parte de la campaña ofensiva hacia Capriles está dirigida supuestamente a estar apoyado por el sionismo. Con un apellido como Radonski, difícil ocultar sus raíces hebreas. Investigando, pudimos conocer que su apellido es una deformación de Radomski, apellido judió-polaco significando literalmente, 'habitante de Radom', un pequeño centro urbano en el centro de Polonia, al sur de Varsovia llamado así por Radomir, personaje de antigua mitología eslava.
Quizás gran énfasis sobre su fe católica nace de la negación de sus adversarios sobre la misma.



Lo que más hay que resaltar es justamente la necesidad de varios candidatos a apelar a rasgos tan "típicos" (pese a su heterogeneidad) del ser venezolano. Evidentemente, hay alguna preocupación por que no se les perciba como tal, lo que lleva a la hipótesis que la campaña de división y exclusión de un sector de la sociedad, así como la legitimización consiguiente de la otra, caló en el discurso político. no se trata de simples simpatías que buscan votos; se trata de una clara búsqueda por re-representar a una nacionalidad que nunca han perdido. Ninguno de estos candidatos vive afuera del país; ninguno estuvo sumergido en algún crimen en traición a los valores venezolanos. Pese a ello, hay algo que pareciera hacerlos sentir incómodos, carentes verdadera venezolaneidad.

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