Sunday 8 March 2009

Paradojas Simbólicas (02/18/09)

Paradojas Simbólicas

 

“Para irse al fútbol alemán, Tomás Rincón se apoyó en la cláusula 7 de su contrato con el Táchira, que tenía un año de duración, en la que se establece que el jugador puede rescindir el contrato unilateralmente sin justificación, pero que debe abonar al equipo todo lo que hubiese percibido durante la relación laboral. Esta situación le permitió a Rincón firmar un contrato como jugador libre por lo que el Hamburgo no tendría obligación de pagarle al Táchira”.

Esto fue escrito por el Universal explicando un poco qué ha ocurrido con Tomás Rincón y su ida a la Bundesliga alemana. Lo resalto porque en él yace toda la paradoja social de los venezolanos; las innecesarias trabas legales resultantes del no querer comprender los textos legales ya existentes, y de los cuales se agarran para literalmente no soltar el cogollo.

Tenemos ante nosotros pues, a un jugador venezolano de fútbol, cuyo talento es apreciado por un equipo que actualmente entabla una ferviente lucha por el liderato de la liga alemana, nada menos. Para quienes fallan en entender lo significante de este evento, se trata de un club- el Hamburger Sportverein- que lucha por ser campeón de la cuarta mejor liga del mundo. Es hasta más importante que la transferencia de Arango del Puebla al Mallorca, puesto que nadie en su sano juicio, con cierto conocimiento en el asunto, dijera que el Mallorca logrará luchar por un título de la liga española, al menos por ahora.

Y tenemos a un club complicando el traspaso, ya que el dinero no les entraría a ellos. Si la cláusula 7 del contrato dice que su contrato puede ser rescindido unilateralmente sin justificación, ¿por qué está el Táchira pidiendo justificaciones? El Rincón rescindió su contrato y luego firmó con Hamburger SV.

Lo simbólico de todo esto, es que representa perfectamente a la realidad venezolana. El talento está allí, latente dentro de uno de estos 27 millones de habitantes, pero también lo están las trabas que entre ellos mismos se inventan. Existe al fin un interés del extranjero de lo Made in Venezuela, pero al final del día se arrepienten y quizás compren el producto venezolano esta vez, pero a regañadientes y claros de que jamás volverán a comprar en este mercado.

Danni Moe Ketju J.

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